jueves, 25 de septiembre de 2014

Latinoamérica exige reformar el Consejo de Seguridad

La necesidad de una reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas fue uno de los temas dominantes de las presentaciones de nueve presidentes latinoamericanos en la jornada inaugural del debate en la Asamblea General de la ONU ayer.



La presidenta argentina, Cristina Fernández, dijo que la decisión de elaborar un marco jurídico para la reestructuración de deuda soberana de los países -un reclamo de los países pobres- es un indicio de que es posible reformar las Naciones Unidas. México se ofreció directamente como modelo de cambio.

“En muchas ocasiones, lamentablemente, el Consejo de Seguridad no ha sido capaz de actuar con la unidad de sus miembros’’, afirmó la presidenta chilena, Michelle Bachelet. “Ello afecta la legitimidad y credibilidad del principal órgano encargado de la paz y seguridad regionales”.

“La reforma del Consejo es una tarea pendiente que exige decisión política y acción”, agregó Bachelet, quien reiteró el apoyo de Chile a la ampliación del órgano y a las aspiraciones de Alemania, Brasil, India y Japón de ser miembros permanentes.

Fernández sostuvo que “gran parte de los problemas que tiene el planeta se debe a la ausencia de una multilateralidad efectiva, concreta y democrática”. Añadió que, en ese contexto, la decisión tomada a principios de septiembre de crear un marco jurídico para la reestructuración de la deuda soberana de los países es un paso en la dirección indicada.

En tanto, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, afirmó que el Consejo de Seguridad “debe pasar de una mentalidad de reacción a una de acción” y se mostró en contra del uso del veto en determinadas circunstancias.

Para la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, la reforma del Consejo de Seguridad “se está demorando mucho”. “El Consejo ha tenido problemas para promover soluciones pacíficas” a los conflictos y se necesita “una reforma genuina para superar la actual parálisis”, sostuvo. A continuación pidió un Consejo “más representativo y más legítimo”.

Su colega mexicano, Enrique Peña Nieto, en tanto, dijo que “cambiar nunca es fácil. Menos, cuando se requiere una transformación de fondo, que depende de la cooperación de múltiples actores, y cada uno tiene sus respectivas prioridades e intereses”.

“En México había una situación similar”, señaló el mandatario al ofrecer a su país como modelo para cambios de fondo. Afirmó que el llamado Pacto por México logró conciliar “compromisos esenciales para impulsar una amplia agenda de reformas en distintos ámbitos de la vida nacional”.

“La diversidad (de intereses) es una fortaleza cuando hay disposición para el diálogo constructivo”, acotó,

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